Sunday 23 February 2014

Tao Jie (Una Vida Sencilla) (2011)

Director:  

Ann Hui nos deleita con una historia deliciosa que tiene lugar en la moderna ciudad de Hong-Kong. Lo que puede ser el principio del fin de una vida entregada a la fidelidad y el compromiso, puede convertirse en una experiencia vacía, dominada por el abandono y la frustración. Sin embargo, también puede suceder que el final de la vida de las personas continúe hacia su conclusión de la misma manera en la que se ha desarrollado anteriormente: con plenitud, belleza, amor y generosidad. Esta cinta es una maravilla y un gusto de visionar, especialmente para mí que trabajo con personas mayores y que aprecio el enorme riesgo y esfuerzo que supone crear una obra sobre un grupo social que pierde cancha día a día: las personas mayores, los abuelos, los viejos, los desahuciados y terminales, los frágiles y pasados de moda. La recomiendo para aquellos interesados en aprender sobre cómo trabajar o relacionarse con personas mayores.  En esta cinta se recrean relaciones de amor y de entrega mutua, de comunión entre generaciones, de afecto a través del cocinar y del hacer "al otro" algo personal y simple. Gran trabajo que pone la humildad en un altar y nos permite poner en perspectiva la importancia de la autenticidad y la entrega a los demás. Compartir, confiar y amar, son acciones que no existen sin el otro. El Yo no sirve de nada sin poder dedicarlo a otros seres. Gracias a esta cinta podemos disfrutar de un cine sin golpes de efecto, sin trampas ni cartón. Pura emoción, afecto y valores. Gran trabajo sin duda alguna.

La Vénus à la Fourrure (2013)


Director:  Roman Polanski

Eta es una obra maestra que nos ayuda a redirigir el mundo de la expresión artística en general y del cine en particular. Es como si uno de los capitanes del mundo cinematográfico diera un golpe de efecto o quizás un golpe en la mesa, para así recuperar el cine y librarlo de sus ligaduras. La Vénus à la Fourrure es más que una cinta entretenida y vivaz, es más que arte y diálogo profundo. Este filme emprende un camino hacia la validación y el respeto hacia el teatro, hacia los vínculos íntimos entre ambas formas expresivas y desde donde se aprovecha para exponer las difusas fronteras entre la vida subjetiva y la objetiva, entre imaginación y experiencia interpersonal, entre el deseo y la expresión del mismo. Polanski nos recrea un juego íntimo y personal entre dos desconocidos que exploran la esencia de las relaciones entre los dos géneros. El teatro, el escenario es así la cama, el lugar ideal para poner en marcha un juego nunca acabado y siempre por empezar. El teatro es el lugar idóneo para reflexionar, así como lo es la cama, sobre la naturaleza de nuestras relaciones, sobre la comunicación humana y la materialización de creencias esquemáticas y personalidad. Una relación casual refleja la estructura de la personalidad de cada actor. En este caso, destacan las tendencias sádicas y masoquistas de los protagonistas, pero podrían haberse elegido otras. Esto es sólo una ilustración. Polanski se ha revela como un conservador y vota por la personalidad como un constructo estático y fijo, guiñando un ojo al psicoanálisis y dando una opinión cínica del mundo contemporáneo, lleno de palabras vacías (políticamente correctas) que parecen querer arrebatarnos lo espontáneo y lo congénito. La vida intelectual contemporánea se lleva las relaciones entre adultos a un terreno psicosocial-legal (las disputas emocionales entre adultos reflejan diferencias de poder y son un potencial delito), clínico (el sadomasoquismo es un trastorno) y aséptico (las emociones y las creencias de los interesados no son relevantes) donde se juzgan los sentimientos y conductas de manera casi evangélica y mojigata. Hay una pequeña crítica ahí, puesto que Polanski se deja llevar o confundir por el hecho de que el abuso, la violencia doméstica y los traumas son experiencias válidas también. Las personas también desean escapar de su pasado, rehuir de su personalidad y crear mundos, posibilidades y relaciones nuevas. Pero él tiende la mano hacia una psicología más clásica para hacer honor a las viejas creencias y desde alli intenta dar equilibrio a ambos lados de la relación. El sádico es masoquista, y el masoquista es sádico. De este modo, la prostituta, la mujer pobre e inculta son elevadas al estatus de diosas, para demostrar que el poder y la fuerza masculina son sólamente caras de una moneda que no puede existir sin la tremenda y sobrecogedora potencia de lo femenino. Una pieza genial que genera ideas y riqueza contínuamente, y necesaria en la videoteca del cinéfilo. Muchas gracias por esta obra señor Polanski. 
 

website statistics