Tuesday 12 November 2013

10000 Noches en Ninguna Parte, 2013

Director: Ramón Salazar

Esta es la mejor pieza de las tres vistas hasta ahora en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Es la cinta más completa y trabajada psicológicamente. En ella se presentan narrativas distales (de la biografia temprana) y proximales (de la biografia contemporanea) del protagonista. Su construccion es perfectamente fresca y nada predecible puesto que se intercala con imágenes surreales y oníricas, fantasías y posibles realidades de un hombre absorbido por la presencia omnipotente de una madre egocéntrica y hedonista. El personaje interpretado por Andrés Gertrudix experimenta su existencia como un acto de constante bondad y aceptación del otro, pero debido fundamentalmente a su mermado Yo. No hay lugar para una explosión de emociones y o de actos que expresen una protesta o un desligamiento, sino más bien una escapada interior de la que no se sabe a ciencia cierta a donde le llevará. Nuestro hombre permanece encadenado a un cordón umbilical que lo estrangula y que a su vez lo condiciona caracteriológicamente. El filme aporta una construcción creíble de la angustia y la vivencia interior de un hombre que vive de las posibilidades, que se nutre de barajar sus recuerdos, pero que es posible que no pueda nutrirse de algo que lo mantenga cuerdo o integrado con sus procesos mentales. La música, y los elementos geográficos ayudan a posicionarnos en diferentes escenarios reales o imaginados donde este joven coexiste con sus fantasmas y sus demonios, con sus hadas y con sus musas, con su bruja y con su alter ego. Que el muchacho escape o no, que lo intente o no, es irrelevante. Aquí se muestra la forma en que alguien vive, como si estuviéramos dentro de la mente de un John Malcovich, pero sin poder controlar el volante de su consciencia. Es de hecho la representación eficaz de un hombre retraído y traumatizado una y otra vez. El joven mancebo vivirá en nuestros corazones como un icono de aquellos hombres y mujeres que siendo aplastados por la vida, no hieren a nadie y coexisten en silencio, llevando una procesión de penas y dolor que nadie podrá nunca vislumbrar. Un gran trabajo introspectivo y profundo que merece reconocimiento internacional.

Sunday 10 November 2013

Miéle, 2013


Directora:  Valeria Golino

Lo que parece una historia que se va a inclinar por una u otra facción referente a la eutanasia se convierte en un golpe de efecto que dirige el problema hacia la protagonista, la cual acaba sufriendo en lugar de aprender de aquello a lo que ama: al ser humano. Miéle es una mujer de principios, decidida a cumplir con una misión social controvertida. Actúa como un soldado: con disciplina y con dedicación total, aislándose del mundo que le rodea para poder llevar a cabo su difícil tarea que es la de ayudar a aquellos que no pueden ayudarse a salir de sus propias vidas. En un momento dado, Miéle tiene que luchar contra uno de sus clientes, el cual más que ningún otro, resulta incapaz de seguir existiendo. Miéle no comprende los límites de su propio conocimiento y su ética de boy-scout le juega una mala pasada. Ella iba buscando algo más que un trabajo y algo más que una acción encomiable y se encuentra con un drama inexplicable que la desarma y la vuelve tan frágil como sus clientes. Miéle representa a muchos profesionales de la salud que trabajan sin ser supervisados, viven aislados sin poder elaborar ni reflexionar sobre lo que hacen y se acaban convirtiendo en víctimas de su profesión, víctimas de la vida y de la sociedad. Son héroes anónimos que reviven sus traumas pretéritos una y otra vez hasta que caen abatidos por la complejidad de la existencia. Cuando uno se arriesga a intentar solventar un problema demasiado grande, trae hacia si mismo la posibilidad de ser engullido por ese problema. Engullido como Jonás, en el estómago de una ballena que nos digiere poco a poco y se nos lleva nuestras vidas mientras yacemos allí, aislados, a oscuras esperando que se evapore el último hálito de nuestra conciencia. Valeria Golino consigue traspasar las dicotomías y las controversias de la eutanasia con un certero guión existencial y constructivista. Una gran obra europea que merece la pena disfrutar y que hemos visionado entre un gran número de espectadores. 

Djúpið, 2012

Director:  Baltasar Kormákur

Esta cinta que se caracteriza por su énfasis en lo documental y periodístico nos lleva al mundo de los pescadores del mar del norte. Está basada en una historia real y su cuidadoso retrato de los sucesos que acontecen durante un naufragio parecen valiosos desde un punto de vista psicológico. La vida simple de los pescadores y su destino en el mar se mezcla con el contraste de la geografía y la sociedad nórdica, cuyas facciones y perfiles nos resultan chocantes y oscuros. Es un mundo definido por la crudeza extrema de la naturaleza. Las personas parecen retratadas como el mismo paisaje: sombrías y carentes de calidez, rudas y atrapadas en un mundo de espacios tenebrosos y vientos gélidos. 

Los accidentes son frecuentes y los riesgos que tomamos parecen excesivos cuando observados de manera neutral la conducta humana. La supervivencia es algo que nos enorgullece y este filme se enfoca en un hombre que parece no estar orgulloso de nada de sí mismo y que es arrastrado hacia una gloria y una supervivencia a la que trata lo mismo que a todo lo que le rodea: con brutalidad e indiferencia. Islandia parece un lugar autista y habitado por gigantes que como osos polares son capaces de ignorar la muerte blanca y convertirse ellos mismos en predadores de la vida marina. Sin embargo, Gulli, el hombre que sobrevive lo imposible es también un oso de peluche, un ser infantil y tierno que quizá vive escondido dentro de un enorme cuerpo. La cinta no explora este aspecto en detalle y se centra sobre todo en reproducir una narración coherente en perjuicio de habernos privado de enriquecernos con la experiencia humana y la respuesta emocional de esa sociedad que pierde a sus marinos de vez en cuando. Los niños huérfanos, las viudas y las promesas incumplidas dan un guiño de lo que podría ser una historia más firmemente anclada en la vivencia interna, la cual como he indicado se sacrifica para dar salida a la objetividad miope, la cual deja al protagonista en la misma situación que al espectador; frustrado. A pesar de todo es una cinta refrescante y bienvenida en este décimo festival de cine europeo de Sevilla.

Sunday 3 November 2013

Elle s'en va, 2013


Director: Emanuelle Bercot

La cinta se desarrolla en un momento histórico en el que se proyecta a un país (Francia) disfrutando de una paz social y una homogeneidad que haría crédulo hasta al más cínico, de que el nacionalismo más centralista posible es lo más legítimo y benigno del ser humano. Un momento donde las preocupaciones no van más allá del sí mismo y de nuestras propias acciones, se alían con ese centralismo político. Todo gira en torno al aquí y ahora impuesto por una vida sin raíces y basada en el aquí te pillo y aquí te mato. En el fondo la protagonista se siente insatisfecha de su carrera vital. Víctima de sus propios triunfos en lo que cualquiera de su género pudiera aspirar se tropieza una y otra vez con obstáculos que no comprende y continúa irreflexiva esa caminata errabunda en la que genera daño colateral hasta que acaba de manera definitiva siendo víctima de su propia vida superflua y hedonista. Cuando Bettie se encuentra con su propio vacío se marcha hacia ninguna parte (un pais que parece no tener personalidad, ya que parece igual por todos lados) llevando consigo como provisiones un poco de tabaco, el cual simboliza la propia cortina de humo que ella misma necesita para no ver la levedad de su alma y la ingenuidad de sus constructos. Conforme su escape sin retorno avanza, esa cortina de humo va dejando que pasen haces de luz de vez en cuando, retazos con los que Bettie empieza a reconstruir su pasado y su presente. A través de esos momentos se vislumbra el fracaso de la homogeneidad centralizadora, por ejemplo al recordar que ser Miss Bretaña no significa nada si no se consigue ser Miss Francia, y asimismo se percibe el desgarro psicosocial al confrontar que un nieto es sólo un accidente biológico en lugar de una prolongación del arjé, de lo diverso y lo único. Por último está ni más ni menos que la comercialización de la senectud y el vano intento de rejuvenecer las postrimerías de la vida, para convertir a los abuelos en una nueva clase de consumidores.

Como suele suceder, los niños salvan la historia, al experimentarla desde un prisma nuevo, heróico y singular a través de su interacción conflictiva con el nieto, Bettie encuentra su propia forma de sanar el despropósito de su vida. La acción se va volviendo menos angustiosa y más dinámica y relacional conforme progresa la cinta sin que falten momentos retro en donde la acción conduce a una regresión (por ejemplo cuando Bettie se encuentra en un bar nocturno rodeada de personajes grotescos y magullados por los golpes de la vida) momentánea que no sólo aclara mejor el perfil de personalidad de Bettie sino que también le ayudan a ella misma a replantearse su propio carácter. Lo que continúa es un nudo de relaciones que produce un desenlace grupal genial, como sólo los franceses saben contarlo. El grupo sana y permite la comunicación. Las ganancias se transforman en pérdidas y al contrario, ayudando a reestructurar las condiciones de vida. Los conflictos dan lugar a oportunidades y las oportunidades provocan la gestación de nuevas soluciones a viejos problemas. Todos juntos en su diversidad y su armonía producen un nuevo estado (quizás paradójico) donde parece haber espacio para las raíces, lo auténtico y lo genuino. La única cuestión es, ¿cómo es posible ese mundo alternativo si en realidad nada ha cambiado? Este angustioso finale solo se puede contestar con la frase con la que se despide el filme: "adelante con la vida".
 

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