Monday 14 May 2012

Rififi, 1955


Director: Jules Dassin

Esta cinta debe de haber sido plagiiada miles de veces. Es la esencia del cine de gángsters y un verdadero clásico pedagógico donde se muestra la imposibilidad de llevar a cabo un acto criminal organizado. Los caracteres están plagados de contradicciones y problemas que los hacen huir hacia adelante. De nuevo, es la obsesión europea por el 'Dorado'. No tiene sentido estar en el mundo sino para demostrar que nuestra propia carrera vital es una competición veloz para lanzarse a un vacío sin límites. Una angustia que se hace cada vez más frenética invade la cinta y la ceguera ayuda a todos los que viven en la cultura del hampa a creer que hay luz al final del túnel de sus vidas. Cada uno a su manera, se crea su propia tela de araña. No importa si uno viene de un lado más humanista o más psicópata. Todos intentan el camino fácil, todos prefieren la brutalidad, el hedonismo y el golpe efectista en lugar de una vida más sosegada. Estamos viviendo los efectos del mundo industrial, donde el ciudadano medio sufre de manera cada vez más consciente de la subyugación, alienación y del aburrimiento. En este contexto es donde se vive teniendo que aceptar el papel de mera pieza de un gran mecanismo que nadie entiende bien. 

Una película como esta ayuda a muchos a soñar, y a creer que más valen unos días de emociòn que cien años de esclavitud y tedio. Pero los que realmente actúan y se convierten en gánsters son los que han perdido todo, los más desgraciados y traumatizados que creen no tener nada que perder, puesto que ya lo perdieron todo en su infancia y adolescencia. ¿Qué intentan demostrar con sus actos aberrantes?: Quizás su potencial humano, su capacidad para transcender y ser inmortales a su manera.   Son humanos a pesar de todo, y quieren enmendar su vida (nótese la enorme ternura del gánster herido de muerte llevando al niño de vuelta con su madre). No saben cómo y tratan en vano de exigir el perdón de una sociedad que los ve con perplejidad como monstruos incorregibles. Dassin, canaliza así la representación del submundo criminal, y lo sacraliza como si de monjes o caballeros medievales se tratara. Una pieza clásica en la videoteca del aficionado a las historias contadas a través de la gran pantalla. 

Ossessione, 1943


Director:  Luchino Visconti

Visconti desarrolla el conductismo a niveles prodigiosos. Su capacidad de expresar a través de la conducta cualquier problema humano, parece ser desarrollada sin ningún esfuerzo. El estudio de los movimientos y la coordinación expresiva de los actores es tan fluida que uno creería estar viendo el mundo a través de una ventana y no una representación del mismo. Es tal el grado de nitidez psicológica obtenida, que la cinta tiene poderes psicoterapéuticos a nivel vicario. Es la vitalidad con la que los personajes actúan, su entrega y su error, lo que nos ayuda a ver en ellos, lo que no deberíamos de repetir. Son pequeños pensamientos, pequeñas ideas que crecen y crecen y convierten el mundo en un lugar insoportable. Pequeños prejuicios y rigideces que acaban justificando una tragedia sin fin. Una auténtica parábola de los sentimientos y una verdadera obra romántica donde el amor a primera vista está finamente elaborado. Esta cinta es un conjunto de filigranas visuales y emocionales que enganchan al espectador como ninguna otra película lo pueda haber hecho. La belleza y pureza de los caracteres es casi milagrosa y coloca al ser humano en ese extraño y delicado equilibrio de identidad en el que podemos ser ángeles y diablos a la vez. Una película educativa e iluminadora a la vez que no necesita de glorificar paisajes, ni vestidos, ni cuerpos humanos para facilitarnos el ver lo que de prodigioso tiene el mundo de las relaciones interpersonales.

Der Baader Meinhof Komplex, 2008


Director: Uli Edel

Una pieza europea necesaria, en la que Edel nos ayuda a reflexionar sobre cómo la acción política de los años setenta se contaminó de psicosis (refiriéndonos a la fragmentación de ideas y sentimientos) y de neurosis (conflictos e inmadurez emocional) llevando todo esto a un drama espartano. La factura artística y el respeto por la estética y las formas de aquellos años es palpable. Los artistas han puesto todo su esfuerzo en refrescarnos con la inocencia adolescente de aquellos estudiantes que querían educar al mundo con sus descubrimientos sexuales y políticos, sin darse cuenta de que el mundo ya está más que educado. Ellos, que se entregaron a una causa perdida, lo dieron todo. ¿Porqué actuar de esta manera tan desesperada? Hay pistas que ayudan a entender mejor la conducta autodestructiva de los intelectuales del mundo occidental. Es la invasión cultural americana con su promesa de éxito y con su premio al más productivo y talentoso, lo que engaña a todos los jóvenes una y otra vez. Ese deseo de someter por vía pacífica o por vía violenta a los demás, ese deseo de ser una estrella, de cegar y conquistar todos los corazones, es el verdadero cáncer de nuestros jóvenes radicales. Les falta humildad que no capacidad de sacrificio. Ahí están los chinos, que a la chita callando llegarán más lejos. Pero mientras Europa siga obsesionada por un modelo inhumano (el del genio, el del individuo brillante y arrebatador), las acciones o intentos renovadores seguirán siendo impulsivas y agresivas. Las verdaderas revoluciones son silenciosas. Es más revolucionario haber legitimado el derecho a tener cloacas, centros de reciclaje, educación pública y papel higiénico que el poder desgañitarse en una plaza hasta las tres de la mañana. 

Edel nos ayuda a comprender con una narración neutral, de cómo la teoría política de izquierdas ha ignorado la psicología y ha pagado con creces tal acción. Los nuevos líderes han de ser más profesionales y más abiertos al diálogo. Deben dejarse aconsejar y pedir perdón por los errores. Los RAF eran individuos que se creían dotados de algún derecho especial para poder ejecutar sus acciones. Eran como caracteres salidos de los evangelios, como agentes 007 con derecho a eliminar toda hierba inapropiada. Es la otra cara del fascismo. ¿Pero si todo esto parece obvio, porqué ellos no se dieron cuenta? La cinta lo refleja muy bien: la violencia y las formas del poder dominantes eran provocadoras, humillantes e insultantes. Lo vemos al principio de la historia donde la policía golpea y mata a pacíficos manifestantes. El poder dominante también está cambiando y se está haciendo más sofisticado. Era por tanto una necesidad el desarrollar la visión necesaria para preveer que el futuro no estaba en la violencia ni en la radicalización, sino en el diálogo y la participación social. Aún así, esto todavía no es tan fácil de reconocer para muchos de los estratos sociales que componen las sociedades postindustriales modernas. 

En cualquier caso, una película que hay que ver y disfrutar visualmente. La desnudez expuesta como emancipación es eléctrica (así como lo es cuando indica transgresión o acceso a un privilegio (representada en la película Il Decameron de Pasolini).

Il Decameron, 1971


Director: Pier Paolo Pasolini

Esta cinta tiene una conexión con las obras de Tarkosvky donde la edad media está reflejada con una efectividad magistral. En esta ocasión, lo que más me ha llamado la atención desde el punto de vista psicológico, es que la obra me ha recordado la psicología pre-urbana o quizás la psicología oral. En este sentido ilustro con ejemplos lo que quiero decir: cuando algunos personajes sueñan, reflejan una identificación total con sus experiencias oníricas y no adoptan una perspectiva más racional o distanciada. Simplemente aceptan el sueño como una revelación. Sus pensamientos son conducta y no hay metacognición, a no ser por un caso aislado, como el del pintor de iglesias que decide concluir aseverando que -¿para qué pintar si los sueños son más satisfactorios?- Esta representación de la psicología individual creo que es válida y refleja la experiencia fenomenológica infantil (no sólo la psicología en la historia). A pesar de todo, es en la edad media donde emerge el pensamiento moderno y es por lo que de algún modo esto se vislumbra entre líneas.

Como añadidura tenemos la plasmación cultural de lo italiano en la edad media, y su particular modo de entender la vida y las relaciones humanas. Es sin duda una cultura compleja donde se valora la diversidad de puntos de vista y posiciones sociales. El conflicto de intereses o la capacidad de resolver problemas sociales y paradojas (por ejemplo en relación a las creencias y normas sociales) someten a los ciudadanos medievales a verdaderas singladuras personales, que pueden ser convertidas en ejemplos  didácticos de los discursos sociales. La cinta nos ayuda a imaginar cómo la intimidad y la privacidad actúan como motores que organizan los diferentes discursos, pero a la vez, éstos discursos parecen estar infundidos de savia artística, de cultura y de identidad. Son importantes los escenarios, los trajes, los alimentos y los modales. Todo ello nos humaniza y nos da sentido. Nos mueve más allá de la animalidad, aunque ésta sea en última instancia nuestra raíz. La desviación, la perversión, lo ilegítimo y pecaminoso son versiones necesarias de un mundo que tiene como último propósito el seguir adelante. La trampa, la ambición, la santidad y la caridad son actitudes intimamente ligadas y que son sobretodo hilos que ayudan a tejer la vida de nuestras ciudades. Es cuestión del individuo sano de saber moverse a través de estos canales psicológicos sin quedar atrapado en lagunas y callejones sin salida.

Pasolini nos ayuda a entender que la única moral es la de seguir vivo y que si hay que estar vivo hay que estarlo como un ser humano, esto es, en sociedad. Una pieza cinematográfica de relevancia, que ha usado como cimientos una obra literaria europea fundamental.
 

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