Tuesday 30 April 2013

La Roca, 2011




Director: Raúl Santos

Me he visto forzado a ver este documental, el cual me hace sentir vergüenza. Es un trabajo pagado con dinero andaluz, que supuestamente habla sobre asuntos andaluces y no se menciona ni una sola vez la palabra Andalucía. Para colmo el sujeto que firma la obra, recibe una beca Talentia, es decir una beca andaluza para realizar el proyecto. No conociendo al individuo, uno no puede juzgar estas cosas con objetividad, pero resulta difícil no pensar que este hombre no sea más que un palmero del PSOE, el cual parece estar detrás de semejante estafa. Lo que no deja sin atisbo de dudas es la incapacidad de Raúl Santos y su equipo para captar y comprender el hecho que intenta proyectar en la pantalla. Quizás es resultado de una profunda pobreza intelectual, propia de los criterios y perfiles requeridos para recibir una beca de los sociatas. Toda una historia milenaria reducida a un capricho del fascismo franquista. ¡Qué típico viniendo del PSOE! No hay nada sobre la ocupación imperialista británica y de cómo hasta hace poco han tratado a los gibraltareños con criterios de apartheid. No hay nada de reflexión intelectual, sino una validación de lo absurdo, esto es, aceptar la distorsionada percepción de aquellos que siendo analfabetos y estando trastornados por el hambre y la codicia se adueñan de la narración y construyen un mundo donde legitiman el  travestirse y de convertirse en servidores del vampiro británico. Corromper al país se convierte en moneda de cambio para seguir viviendo. El presente de Gibraltar refleja esto con contundencia: los hijos de Gibraltar hablan inglés y no saben nada de Andalucía. Ese es el agradecimiento que hemos recibido al abrir la frontera, treinta años después. Toda la costa andaluza colonizada por británicos que no hablan una palabra de nuestro idioma y desprecian nuestra cultura. Toda la comarca de Gibraltar postrada como antes de la historieta de la verja. Nada ha cambiado, a pesar de treinta años de PSOE y su régimen de chorizos y estafadores. Pero esto claro, para Raúl Santos, no es nada importante.

Hay una cautivadora observación de varios llanitos hablando sobre el qué hubiera sido de Gibraltar sino se hubiera cerrado la verja. Es cautivadora, pero tramposa. No sabemos lo que hubiera pasado, pero sabiendo cómo les encanta el dinero, dudo mucho que Gibraltar hubiera seguido un camino distinto al que sigue hoy. A ambos lados de la frontera, lo que importa es tener el estómago lleno, algo que a los del PSOE y al resto de los españoles se les olvida. Aquí en Andalucía a parte de ser esclavos también comemos. Nadie quiere ser pobre. Con el esperpéntico espejo surreal con el que se encuentran los llanitos al mirar a La Línea todos los días, ¿quién quiere ser andaluz? Pero es que de eso se trata. España quiere que el mundo vea a Andalucía a través de La Línea.

Esta es la imagen de pandereta que la Junta de Andalucía fomenta de nuestro país andaluz, lo cual no es sino una prolongación de lo que el mismo Franco quiso hacer. Afortunadamente todo sirve para algo, y para mi esta cinta es un modelo del cual rehuir, una pieza psicopatológica de auto-odio y autodesprecio por la identidad de Andalucía. Por fortuna los intelectuales andaluces nos alejamos de este bodrio como de la peste. Sin embargo, como digo, he de agradecer el logrado esfuerzo por mostrar lo bajuno de estos individuos. Aquí queda recogido para que la historia lo reconozca: el estímulo institucional para perpetuar una identidad travesti y falsa. Ni somos británicos, ni somos españoles: SOMOS ANDALUCES.


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